Desde que nació Beer in the Woods, el jazz ha sido el hilo conductor de todo lo que cocinamos. Cada receta, cada cata, cada sesión de homebrewing tiene un soundtrack que va desde los clásicos de Coltrane hasta los experimentos de Kamasi Washington. Y no es casualidad: el jazz es el corazón de nuestras creaciones.
Pero, ¿por qué la cerveza y el jazz hacen tan buena pareja?
Ambos comparten la magia de la improvisación. En el jazz, una melodía puede cambiar en cualquier momento, igual que una cerveza puede tomar un giro inesperado en la fermentación. El jazz invita a explorar, a dejarse llevar, a no seguir recetas al pie de la letra. Lo mismo pasa en la cervecería: puedes empezar con una base, pero siempre hay espacio para experimentar, equivocarse y encontrar algo único.
Además, la cerveza y el jazz forman un maridaje musical perfecto. Así como hay cervezas ligeras para tardes soleadas y cervezas robustas para noches largas, también hay estilos de jazz para cada momento: el swing animado para un brindis entre amigos, el cool jazz para tardes tranquilas, el jazz experimental para atreverse a probar nuevos sabores. Una chela bien fría puede realzar la atmósfera de una buena rola, y una melodía envolvente puede transformar una simple cerveza en toda una experiencia sensorial.
Ambos te acompañan, te envuelven, te invitan a perderle el miedo a la rutina y dejarte llevar por el momento. En Beer in the Woods, cada cerveza es como un solo improvisado: puede ser limpia y sencilla, o volverse una locura experimental. Pero siempre, siempre, suena a jazz.
¿Y tú, qué música pones cuando abres tu cerveza favorita?