Cuentan que hace siglos, en las frías y húmedas cuevas de Baviera, los monjes guardaban sus barriles de cerveza durante el verano. No era por moda ni por tradición: era necesidad pura. El calor arruinaba la cerveza y, en esos tiempos sin refrigeradores ni cámaras de fermentación controlada, las cuevas eran su mejor aliado. Oscuras, estables, y con una temperatura natural que rondaba los 8 a 12 °C, esas cavernas se convirtieron en el laboratorio perfecto sin que nadie lo supiera.
Lo que aquellos monjes no imaginaban era que, al dejar fermentar su mosto en ese ambiente tan particular, estaban creando algo completamente nuevo. Una levadura distinta, salvaje al principio, Saccharomyces pastorianus, empezó a actuar de forma inesperada: en lugar de flotar en la superficie como las levaduras de las ales, se hundía hasta el fondo y trabajaba más despacio. Tranquila. Constante. Elegante.
Y así, poco a poco, lote tras lote, nació lo que hoy conocemos como lager.
Nosotros no tenemos una cueva…
Pero tenemos algo que, honestamente, se le parece bastante: una bodega agradable, oscura y silenciosa, donde nuestras cervezas trabajan con la misma paciencia que aquellos antiguos barriles. En las paredes suena jazz suave. Y entre fermentadores, mientras los instrumentos se turnan para improvisar, nuestras levaduras hacen lo suyo, en silencio, en las sombras.
En esas cavernas de hace siglos y en nuestra bodega actual, sucede lo mismo:
La cerveza no se acelera.
No se impone.
Se deja llevar por el tiempo.
Y aquí viene una de nuestras historias favoritas…
Después de más de 100 lotes, pruebas, ajustes, levaduras, errores gloriosos y experimentos con distintos cereales, un día servimos un vaso de nuestra Mexican Lager con maíz y Micael, sin dudar, la bautizó:
“Esta… esta es LA definitiva.”
Una lager clara, brillante, con un dejo de pan recién horneado y una nota sutil de maíz nixtamalizado que le da ese sabor que, honestamente, no sabíamos que estábamos buscando… hasta que la encontramos.

Hoy, en Beer in the Woods, esa lager ya es parte de nuestra historia. Y sí: la seguimos preparando entre fermentadores, playlist eternos y jazz suave de fondo.
Si alguna vez te has preguntado cuál es el secreto para lograr una lager tan limpia, tan nuestra, te tenemos buenas noticias:
📅 En nuestros talleres de los sábados puedes aprender el proceso completo —del grano a la botella— y descubrir por ti mismo qué hace tan especial a esa receta que ahora consideramos nuestro estándar dorado.
Porque hacer lager no es rápido, pero es hermoso.
Y si le pones un poco de Snarky Puppy al proceso, todavía mejor.